El 80% de los inquilinos no heredará una vivienda y seguirá en alquiler: Un informe revela la dura realidad

La precariedad económica y la desigualdad patrimonial se esconden detrás de un colectivo que no ha parado de crecer y que hoy se ha convertido en ambulante

El 80% de los inquilinos no heredará una vivienda y seguirá en alquiler: Un informe revela la dura realidad

INQUILINOS PARA SIEMPRE: UN INFORME ASEGURA QUE EL 80% NO HEREDARÁ UNA VIVIENDA QUE LE PERMITA ABANDONAR EL ALQUILER

La precariedad económica y la desigualdad patrimonial se esconden detrás de un colectivo que no ha parado de crecer y que hoy se ha convertido en ambulante.

5 de diciembre de 202521:47

El pago del alquiler supone una carga enorme para las finanzas de los inquilinos. Vivir alquilando es una decisión que muchas personas toman porque no les queda otra opción. Comprar una casa es una inversión gigantesca que requiere contar con dinero ahorrado para afrontar al menos la entrada a un crédito, además de una solvencia económica suficiente para obtener una hipoteca. Así, quienes optan por el alquiler como única solución posible empiezan a generar una brecha social con aquellos que sí cuentan con los medios para convertirse en propietarios. De hecho, ocho de cada 10 inquilinos tienen asumido que no abandonarán nunca esta condición, pues no esperan heredar una vivienda, su única posibilidad de convertirse en propietarios, según un estudio del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA).

El volumen de inquilinos ha alcanzado en lo que va del siglo cifras alarmantes en distintas ciudades alrededor del mundo. Si bien en España este mercado representa apenas el 10% del total del parque residencial, en ciudades como Lisboa o Buenos Aires el porcentaje se ha disparado. En la ciudad de Buenos Aires, la cantidad de inquilinos se ha triplicado desde 2001, mientras que en la portuguesa la población inquilina creció en 2021 por primera vez desde 1960. Respecto a Madrid y Barcelona, el estudio señala que ambas ciudades experimentan un aumento acelerado desde 2007, siendo Barcelona la ciudad con mayor proporción de inquilinos.

Estos aumentos continuos han ido moldeando el contorno de las diferentes sociedades. El estudio, basado en encuestas a inquilinos de estas cuatro ciudades, manifiesta que “la crisis de la vivienda no es un problema específico de un país, y no responde a una simple cuestión de falta de oferta”. Además, recalca que “cada vez más personas viven de alquiler, y lo hacen en condiciones marcadas por la inseguridad residencial, la precariedad económica y la desigualdad patrimonial”.

Ser inquilino muchas veces es una decisión obligada para quienes desean independizarse. Sin embargo, se trata de un estado potencialmente ambulante. Según el estudio, entre un 30% y un 44% de quienes se han mudado recientemente lo hicieron de manera forzosa, por no poder afrontar el incremento de los precios o por la finalización de sus contratos. También, alrededor de un tercio de ellos creen que tendrán que mudarse en el próximo año, cuando seis de cada 10 llevan menos de cinco años en su casa actual.

“El mercado de alquiler es una fuente de desigualdad urbana. La expansión del alquiler como forma de acceso a la vivienda, sin las protecciones adecuadas, ha profundizado las desigualdades sociales y ha dejado a muchos inquilinos en una situación de indefensión”, advierten los investigadores Marta Ill-Raga, Pablo Pérez y Jaime Palomera.

Esta salida y entrada continuada de distintas viviendas, de por sí angustiosa, se agrava frente al hecho de que encontrar un nuevo espacio tampoco resulta tarea fácil. En Barcelona y Madrid, el 42,18% de los inquilinos reconocen haberse encontrado con barreras para alquilar, mientras que en Buenos Aires este porcentaje asciende al 76%.

Al aumento de la incertidumbre y de la precariedad habitacional también contribuye el hecho de que el pago del alquiler representa una carga enorme para las finanzas de los inquilinos. En Madrid, el esfuerzo medio ha subido del 42% entre los contratos firmados antes de 2018 al 53% en 2023; en Barcelona, el aumento es más moderado, pasando del 52% en los contratos firmados en 2017 o antes, al 56% en los firmados en 2022.

Los expertos señalan a la escasa oferta de vivienda en alquiler como uno de los problemas del mercado inmobiliario. Un esfuerzo que, además, deben llevar a cabo para poder mantenerse en viviendas en las que ocho de cada 10 inquilinos declaran padecer grandes deficiencias. Las principales carencias incluyen el mal aislamiento térmico y acústico, la falta de calefacción y la necesidad de reformas en un parque sumamente envejecido.

Un apartado capital que perpetúa la desigualdad de muchos inquilinos es que el mercado protegido (viviendas asequibles destinadas al alquiler) es absolutamente minoritario en ciudades como Madrid o Barcelona, con solo un 7% y un 9% del total, respectivamente. “Esta tendencia se ve marcada por la extinción programada de los contratos de renta antigua”, indica el texto, que también destaca que la inestabilidad de ingresos o la falta de empleo dificultan aún más el acceso a la vivienda en alquiler para este grupo.

Otro punto destacable del estudio es la opacidad en la que se encuentran los inquilinos respecto a sus arrendadores. En Barcelona, el 17% no sabe quién es su propietario, frente a un 8,2% en Madrid. Además, en ambas ciudades, los inquilinos que tratan con una inmobiliaria tienen aún menos conocimiento sobre quién es el dueño (24,1% en Barcelona, 18,8% en Madrid). “Los inquilinos que interactúan a través de una inmobiliaria tienen menor satisfacción con la vivienda, sufren más abusos, más subidas de alquiler y mayor sensación de inestabilidad residencial”, concluyen los autores.

Como recomendaciones para revertir esta situación, los investigadores sugieren una mayor protección de los inquilinos mediante contratos sin fecha de finalización predefinida, prohibiendo la compra especulativa de vivienda para inversión, gravando de forma progresiva la posesión de activos y patrimonio inmobiliario, ampliando la oferta de vivienda pública en alquiler a perpetuidad, prohibiendo la concesión de licencias para alquiler turístico e imponiendo impuestos a las viviendas vacías.

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